El sonido de los tacones de Montserrat resonó en la fría noche, cada paso un latido de incertidumbre. Su cuerpo, enraizado en un miedo que la consumía, se aferraba a la esperanza de encontrar respuestas en la mansión de José Luis. Era una noche de tormenta, la lluvia empapaba la ciudad, igual que las lágrimas que Montserrat quería guardar para sí misma. La imagen de su padre, la angustia en sus ojos, la había empujado a tomar una decisión que sabía podía tener consecuencias impensadas.
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En la mansión, un ambiente cargado de tensión se adueñó de Montserrat. La mirada fría de José Luis la recibió, pero detrás de esa máscara se insinuaba algo más, un miedo que trataban de ocultar, una culpa que parecía envolverlo como una sombra. En ese momento, lo que la vida le había robado no era solo su padre, sino también la certeza de quién era el verdadero culpable de su desaparición.
Capítulo 16: Un Enredo de Secretos
La sala de la mansión, con su opulenta decoración y atmósfera lúgubre, era el escenario perfecto para el encuentro entre Montserrat y José Luis. Cada uno con sus propios demonios, con un pasado que se extendía como una telaraña de mentiras y silencios.
“Lo siento, Montserrat. No te he contado la verdad por miedo”, dijo José Luis, su voz vacilante. Él, el hombre que tanto temía Montserrat, se mostraba vulnerable, revelando su lado humano. Pero este momento, aunque fugaz, no bastaba para que Montserrat olvidara el dolor que le había causado.
“¿Y ahora me la dirás?”, preguntó Montserrat, con la voz temblorosa, “solo después de que mi padre haya desaparecido, ¿no es así?”.
José Luis suspiró, la carga del secreto era demasiado pesada. “Tu padre no ha desaparecido”, dijo, “se fue, pero no está lejos. Él te protegerá a ti y a tu madre”.
La respuesta, tan confusa como la propia historia, levantó aún más dudas en Montserrat. “¿Cómo es eso?”, preguntó, “¿lo obligaste a irse?”
José Luis esquivó la mirada de Montserrat, no podía mirarla a los ojos. “No es así”, dijo, “simplemente tu padre te necesita. Él tiene una misión, un deber a cumplir”.
“¿Qué misión?”, preguntó Montserrat, la desesperación se apoderaba de ella.
José Luis la miró por un instante, con una intensidad que dejaba sin aliento a Montserrat. “No puedo decirte más”, dijo, “solo te pido paciencia. Pronto lo entenderás todo”.
La tensión en la sala era palpable. Montserrat, atrapada en un laberinto de mentiras y secretos, se sentía cada vez más desorientada. Estaba segura de que José Luis no le estaba revelando toda la verdad, pero ¿qué podía hacer para obtener las respuestas que necesitaba?
Una Búsqueda de la Verdad
Montserrat salió de la mansión con más preguntas que respuestas. El silencio de su padre seguía resonando en su mente, un grito de angustia que la empujaba a buscar la verdad a cualquier precio.
“¿Qué has descubierto?”, preguntó Fernanda, la mirada de su madre refleja la misma inquietud que ella sentía.
Montserrat no pudo ocultar su desesperación. “José Luis dice que mi padre está bien, que se fue por su propia voluntad, pero no me creo ni una palabra”.
Fernanda, con un semblante sombrío, se acercó a Montserrat. “Tenemos que luchar, hija”, dijo, “no podemos perder la esperanza”.
Montserrat sabía que lo que su madre decía era cierto. Ella no podía darse por vencida. Su padre, el hombre que la amaba sin límites, estaba desaparecido y ella no podía permitir que lo olvidaran. Ese dolor se había convertido en una fuerza, un motor que la empujaba a buscar la verdad, no importa el precio que tuviera que pagar.
Un Camino Incierto
Montserrat se encontraba en una encrucijada. La incertidumbre y la desconfianza la rodeaban, la sensación de ser una marioneta en manos de un destino cruel la ahogaba. La búsqueda de su padre se había convertido en un viaje de descubrimiento, un viaje al interior de un mundo oscuro donde las mentiras y los secretos se convertían en trampas mortales.
El dolor de su pérdida se mezclaba con el miedo, una mezcla explosiva que la consumía por dentro. Pero Montserrat sabía que tenía que ser fuerte, que tenía que sobreponerse al dolor y afrontar la realidad en toda su crudeza.
¿Qué pasará en el siguiente capítulo?
La mirada de José Luis, llena de secretos, no la abandonaba. La sombra de su padre, cada vez más difusa, la perseguía en cada paso. La historia de Lo Que La Vida Me Robó mostraba un mundo de sombras, donde la verdad se convertía en una batalla diaria, una lucha por la supervivencia, en la que cada paso era un riesgo.
Las preguntas que Montserrat debe responder son muchas, el camino que ha recorrido está lleno de obstáculos, pero ella no se rendirá. La lucha por encontrar a su padre y descubrir la verdad, la llevará a enfrentar a sus demonios internos, a descubrir los secretos que la rodean y a luchar por la justicia que le han arrebatado.
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Lo Que La Vida Me Robó Capitulo 16